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sábado, 13 de agosto de 2011

El "HowTo" de supervivencia amorosa

Creo que con toda mi experiencia en terapeutas y demás loqueros debería poner una consulta. Nada como una buena "hostia de realidad" y en vez de tanto prozac. Me llegan bastantes correos electrónicos sobre cómo superar un amor no correspondido, un abandono, un engaño y demás basura amorosa que llena mi bandeja de entrada. La gran mayoría los acabo archivando en la P de papelera ¿Me preguntáis a mi como superar algo que ni quiero, padezco y necesito? En mis largos años de aprendizaje el comportamiento humano he notado ciertas fases en cuanto a la superación de las desavenencias amorosas. Sólo varía la duración de las mismas, dependiendo de la persona, su autoestima y especialmente de su orgullo.

Fase 1: No me lo creo.
Esta fase surge inmediatamente tras el chasco. Tras una posible y dilatada llorera y dolor insoportable mientras te machacan el corazón con una maza como si fuera un pulpo cocido o directamente hacen puré con él, llega el momento de asumir la situación. Esta fase suele ser bastante corta, un día, dos como máximo tres. Dependiendo de si vives en el mundo real o en el de los tontos de remate que creen en hadas y duendes. Este estado se caracteriza por un comportamiento "zombie": miradas al vacío, separación de cuerpo y mente en una especie de viajes astral, no padeces dolor ni pena ni alegría, eres como un autómata sin consciencia.

Fase 2: Dolor, mucho dolor.
Tal y como describe el título es como cuando te tiras de un segundo piso, te rompes la cara y no sientes nada gracias al subidón de endorfinas, hasta que pasa un rato y quieres morirte de la tortura que estas sufriendo en esos instantes. Esta fase se caracteriza por más lloros, una depresión aguda, pena, inapetencia por todo y una extraña manía de agarrar la almohada/cojín/peluche/cosa blandita como si en ello te fuera la vida. Se llama sufrimiento y asimilación de la situación: te han defraudado, se han burlado de ti y te han dejado en la cuneta sangrando y mal herido. Esta fase es mucho más variable y depende en gran medida de la fortaleza de la persona, del nivel de enamoramiento, del tiempo compartido con la persona culpable de toda la porquería mental que sufres y de la calidad de la gente que te rodea para apoyarte. No me atrevo a decir una duración porque las he observado de una semana a años. Eso sí, la primera semana es el infierno. Recomiendo una sesión intensiva de "mantener la mente ocupada a toda costa"

Fase 3: Del amor al odio hay solo un paso.
Tras la autocompasión, echar de menos, la terrible pregunta de "por qué me ha hecho esto", la pérdida absoluta de autoestima "no fui suficiente para él", los atracones de helados y demás comida basura, la tristeza se va transformando en enfado. Empieza a cambiar la visión de las cosas y en vez un "por qué me has hecho esto" es un "esto que me has hecho no va a quedar así". Lo bueno de este estado es que te da toda la energía que no tenías en la fase anterior. Aprovéchala para hacer ejercicio o apuntarte a unas clases de defensa personal o si no tienes muchos escrúpulos también puede esperarle a la salida del trabajo/casa y pegarle la paliza de su vida. Aún así en esta fase no es muy recomendable ver a la persona culpable de nuestra debacle, aunque  mucho peor es verla en la fase anterior. Recomiendo desfogarse y soltar adrenalina sin la presencia del idiota que os ha jodido la vida. Esta fase también es de duración variable aunque suele ser menos duradera que la anterior, incluso puede quedar en fase latente, es decir, llega un momento que olvidas que está ahí hasta que le ves con otra persona y despierta tus ansias de venganza. Cuidado con intentar devolvérselas, todo tiene consecuencias nefastas incluso para nosotros  mismos. Vosotros veréis en ese aspecto si os merece la pena o no.

Fase 4: El recuerdo.
El tiempo va pasando y el dolor y el odio se va olvidando. Tu vida sigue, nueva gente entra y otra sale y un día te das cuenta que esa persona tan importante en tu vida y su recuerdo no te hacen sentir nada. No piensas en el/ella, pasa a ser un mero recuerdo, una anécdota en tu vida. Esta fase no es un estado como tal, es la simple superación. Aquí pueden ocurrir varias cosas:

1. Un reencuentro fortuito con aquel/aquella que te hizo ver las mismísimas puertas del infierno, el darte cuenta que no sientes nada y que aún mejor, es alguien innecesario en tu vida. En este caso no le volverás a ver y está claro que difícilmente seréis amigos. No por rencor sino más bien por indiferencia.

2. Un reencuentro fortuito con aquel/aquella que te hizo ver las mismísimas puertas del infierno, el darte cuenta que aún así le tienes aprecio porque al fin y al cabo compartíais buenas cosas y retomáis la amistad.

Es más común la primera opción porque seamos realistas, lo que te mantenía apegado/a a esa persona era una razón subyacente: estabas enamorado/a de él/ella y querías estar a su lado fuera como fuera. Y eso de la amistad hombre mujer .... mejor dejémoslo para otra entrada.

En resumen: el tiempo lo cura todo, mantenerse ocupado, apoyo moral y sobre todo no ver a la persona culpable de nuestra desdicha ya sabéis eso de "ojos que no ven corazón que no siente" Y ahora por favor dejad de mandarme mails ñoños y pesados sobre lo triste que es vuestra vida sin él/ella. No veáis películas de Disney ni comedias románticas, son todo una falacia para que penséis en lo maravilloso que es el amor. ¡Mira que sois tontos algunas veces!

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