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viernes, 14 de agosto de 2015

El mercado de la carne

Hoy Cruella Van Doom está la mando de esto y vamos a hablar claramente, hoy toca el mercado de la carne. Y no me refiero al pobre león Cecile y las barbaries de la gente por sus ansias de trofeos, vamos a hablar de otros trofeos, los humanos.
A día de hoy las relaciones humanas han cambiado y evolucionado debido a las nuevas tecnologías: facebook, twitter, instagram, whatsapp, etc. Todas ellas herramientas que mal usadas pueden causar catástrofes, malos entendidos, bloqueos, denuncias y mil historias más que acaban por dar al traste amistades y parejas. La mayoría de la gente las usa como una extensión de sus vidas comentando, desahogándose, "trolleando" y opinando. El ciberespacio se ha vuelto un submundo caótico y déspota. Pero vayamos al grano, al tema que nos ocupa y es el uso de dichas redes para ligar y encontrar pareja. Creo que nunca ha sido tan fácil el poder tener relaciones con alguien a través de internet, que se aparece como una vitrina o un muestrario de personas donde eliges y te eligen: "hoy quedo con pepita y mañana me tiro a fulanita", o bien, "me tomo algo con pepito y luego quedo con fulanito para darnos mandanga". Un trasiego de carne donde la confianza y el respeto se diluye en un ir y venir de contactos de segunda y polvos rapiditos.
No tengo nada en contra de un "aquí te pillo y aquí te mato", tampoco en tener sexo con distintas personas de cuando en cuando, ni tampoco en orgías, tríos, cuartetos o lo que se tercie. Cada cual vive su sexualidad como le da la gana y si es mutuo y consentido se cierra el pico y punto pelota. El problema radica cuando buscamos algo donde no debemos, cuando confundes cariño y ternura donde sólo es sudor y jadeos. Es más, la cosa puede empeorar aún cuando te topas con gente que busca desesperadamente rellenar ese hueco que le dejaron y no les importa lo más mínimo a quién se llevan por delante. Esa gente que al principio parece algo más honesta, que te dan confianza, que sus besos están cargados de algo más que atracción física. Esa gente que te hace sentir algo especial, esa gente que te hace querer abrir tu corazón. Cuidado con esa gente.
Esa gente es fácil detectarla pero nuestro lado emocional se encarga de que no hagamos caso a nuestro sentido común, que el pobre está clamando al cielo que te alejes y salgas corriendo cual hobbit huyendo del Balrog en Moria. Debemos ser cautelosos e intentar por todos nuestros medios poner límites con esa clase de personas, porque si no lo haces tu acabarás mal y la otra persona se irá de rositas, bien porque no le importabas o bien porque encontró algo mejor en el maravilloso Mercado de la carne.  No se trata de ser un/a cretino/a sino mas bien de poner distancia o simplemente dar carpetazo a una seudorelación que no te beneficia.
Os animo a que leáis mi entrada sobre los follamigos. En estos tiempos que corren, que el arte del cortejo está olvidado, robar miradas y atrapar besos cuando nadie mira y otros malabarismos que por lo visto son más propios del siglo pasado, a falta de ello os queda el sexo sin sentimientos, de ese que cuando te hartas es cuando realmente encontrarás al compañero o compañera con quien compartir la rutina y envejecer mientras Jordi Hurtado sigue intacto porque es inmortal.

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