Esta semana ha sido bastante ... curiosa. El lunes por la mañana iba a comprar mi pan especial de sésamo y mi té en el centro de la ciudad. Un día cualquiera y normal de mi rutina diaria y bien organizada. A parte de antisocial soy una maniática del orden y los horarios. El servicio público me exaspera bastante así que suelo usarlo lo menos posible y por ello prefiero gastar más dinero en alquiler viviendo en una zona donde todo está a mano y cerca, sin necesidad de compartir ningún vagón y/o habitáculo con especímenes indeseables. Dio la casualidad que la panadería donde suelo comprar se encontraba cerrada por reformar e indicaban otra a unas cuantas manzanas que ya conocía y que no estaba mal. Aunque mi planning ya estaba trastocado por completo. Me dirigía hacia el otro establecimiento cuando de repente oigo que alguien me silba por detrás. Ese silbido tan propio de los obreros incultos y poco sutiles: "¡Mozaa! ¡¡¡Si tu culo fuera un banco te la metería a plazo fijo!!!" Jamás en la vida me habían dicho semejante grosería. Me pregunto donde vería el atractivo el pobre engendro. No es que me menos precie, pero seamos sinceros, no voy vestida para provocar semejantes "halagos" ¿Cómo se le contesta a un homo neanderthalensis? No se dice nada, se le ignora y se va a hablar con su supervisor. Así soy yo. No me rebajo ante vulgaridades de ese calibre. Tras tener una pequeña charla con su jefe de obra, algo más instruido aunque con una cara de cateto considerable, llamó la atención del basto de turno para que me pidiera disculpas. El hombre totalmente blanco de la sorpresa y con la mirada gacha dijo un "perdón" que casi me tengo que poner una trompetilla para escucharlo. Una vez aceptadas las disculpas aun con cierta reticencia, me fui a comprar mi pan de sésamo, que a estas alturas lo mismo ya estaba rancio.
A la vuelta de mi recado, cual fue mi sorpresa que me topé con el engendro bastante cabreado. No me sorprendió pero también soy consciente que es más fuerte y si me da un tortazo puede que tenga que visitar a mi dentista. Pero no ocurrió nada. Bueno, una frase que se me quedó grabada durante todo el día y que me sabe mal ponerla aquí: "Tú chata lo que necesitas es un buen polvo".
No he hecho este blog para hablar de mi vida sexual, pero como ya habéis comprobado si mis relaciones impersonales son bastante distantes, en ese campo ... prefiero mantenerme al margen. Aún así su teoría podía ser factible ya que numerosos estudios demuestran lo saludable que es el coito. Así que decidí transmitir mis ideas a mi terapeuta. La hora que supuestamente había pagado sólo fueron 10 minutos exactos. Mi psicólogo, en este caso psicóloga, se levantó abrió un cajón y me dio un folleto de un sitio especializado en BDSM. A veces hay cosas que prefiero no saber.
Durante toda la tarde estuve dándole vueltas. Estos lugares no se me habían pasado por la cabeza jamás y menos aún la idea de ser dominada y humillada ¡Inconcebible! Pero como tampoco tenía mucho que hacer decidí armarme de valor y pasarme por el antro de perversión y dominación.
El lugar parecía tranquilo, oscuro y decorado como si viviera Drácula. Una señorita totalmente vestida de vinilo se encontraba en la recepción. Así que me acerqué y le comenté que venía recomendada por mi psicoterapeuta. La mujer, muy educadamente me explicó los servicios que daban y por supuesto su significado y proceder. Finalmente la mujer como me veía totalmente indispuesta me aconsejó: "Creo que en tu caso te va más la dominación, pasa por aquí y te mostraré" En ese momento sentí como si estuviera vendiendo mi alma al diablo.
El escenario era algo más que pintoresco con un hombre atado a una especie de mesa de tortura, con una bola roja atada a la boca y abierto de piernas como si lo fuera a partir por la mitad: "¿No le duele?" pregunté. "Sí, pero le encanta" El ser humano es un animal con todas las letras. De esta manera hice una especie de "seminario personalizado" de como obsequiar dolor de veinte maneras diferentes. Al final, la mujer me dio una fusta y me invitó a que probara. A pesar de mi estado de shock ante semejante circo hice de tripas corazón y cogí la fusta. Cuando estaba frente al pobre desgraciado totalmente magullado por la cera caliente y los latigazos alce el brazo y le propiné con la fuste en su muslo derecho. No debí darle muy fuerte porque el hombre me miro y negó con la cabeza. La mujer se acercó y me dijo: "No te preocupes, tenemos una palabra clave por si él quiere parar. No te cortes y suéltate" La miré con extrañeza y asentí. Esta vez necesitaba algo de inspiración o sino nunca iba a salir de allí así que me imaginé al borrego de por la mañana. De nuevo alcé el brazo y le golpeé en el muslo derecho. Esta vez el hombre gimió. Al parecer lo había hecho bien y sentí cierto deleite así que repetí. Mismo resultado. Otra vez y otra y otra. El caso es que al final le cogí el truco y estaba totalmente fuera de mi. Yo ya no si si el pobre desgraciado gritaba de placer, dolor o de locura. Finalmente, cuando terminó la sesión. Salí con la recepcionista de la habitación totalmente relajada y con una sonrisa en la cara. "Creo que nos volveremos a ver. Hoy invita la casa"
Quizás sea una pervertida o una desquiciada. Lo se y no me importa. Un mundo de dominación y sobre todo de NO contacto se ha abierto ante mi. Y como yo me siento bien y no hago mal a nadie o por lo menos un mal no consentido, creo que repetiré la experiencia. Señoras y señores tienen ante ustedes a Domina Perversa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario